El ojo humano tiene una capacidad de adaptación asombrosa. La velocidad que tiene para ajustarse y cambiar el plano de foco hace que todo nuestro campo visual aparente estar enfocado. Sin embargo sí apreciamos estas diferencias de nitidez en una imagen congelada por una cámara. Como fotógrafos somos conscientes de controlar la nitidez en nuestras imágenes, pero no siempre del uso del enfoque como recurso creativo.
En el libro «Photography and the Art of Seing. A Visual Percetion Workshop», Freeman Paterson aplica el concepto ‘thinking sideways’ a la composición fotográfica. La traducción literal de thinking sideways es ‘pensamiento lateral‘ y la que haremos aquí se refiere a ‘mirar de reojo’ las normas. Se trata de romper las reglas técnicas o, dicho de otro modo, tratar de pensar en ellas de manera alternativa. En Caborian LAB, una parte de los temas abordará cuestiones técnicas, pero siempre tratando de darles un enfoque creativo: thinking sideways.
La idea no es tanto tratar temas técnicos puros y duros -para eso tenemos el foro y el Curso Caborian de Técnica Fotográfica– sino estimar cómo puede ayudarnos una determinada técnica en el proceso de creación fotográfica. Además, cuando uno mira de frente y aplica una regla, casi siempre el resultado será el mismo, pero si en un grupo de alumnos en el LAB todos miran «de reojo», cada uno tendrá su propia visión, y eso es mucho más interesante. No se trata tampoco de romper siempre las reglas, si no de tomar decisiones meditadas sobre el cómo y el por qué.
El enfoque selectivo es una de las técnicas más habituales para concentrar la atención en una zona de la imagen. La visión del espectador se ve irremediablemente atraída por las partes de la imagen que aparecen más nítidas. Los elementos enfocados además tendrán un vínculo entre ellos y que los separa de los que no lo están. El discurrir del ‘pensamiento normal’ sería eliminar por completo la información del fondo. Así, esta técnica es típica de fotografía de retratos, deportes y macrofotografía, especialidades dónde el protagonista (sujeto de atención prioritaria) suele estar muy definido.
Sin embargo, esa información desestimada, puede ser relevante para ambientar la toma y el uso del «pensamiento lateral» llevará a pensar que, además del fondo, pueden incluirse en el encuadre elementos fuera de foco por delante del centro de atención con la intención de enriquecer la imagen. Al igual que la exposición correcta, una fotografía debe tomarse adoptando una decisión acerca de qué áreas deben estar en foco y cuáles no.
Técnicamente, la manera de resolver el enfoque selectivo es limitar la profundidad de campo y controlar los objetos que se sitúan dentro de ella. La profundidad de campo depende básicamente de tres factores: la apertura del diafragma, el tamaño relativo de los elementos en el cuadro –que a su vez depende de la distancia focal y la distancia a la que se situan– y del tamaño del sensor de la cámara. Una cámara con un sensor de mayor tamaño producirá mayores desenfoques, al igual que una mayor apertura de diafragma o un encuadre en el que el elemento ocupa más espacio.
Valores mayores de apertura se corresponden con velocidades más altas, y en una situación de gran intensidad de luz es posible que no dispongamos de una velocidad recíproca tan rápida. Una forma de reducir esa intensidad es utilizar un filtro de densidad neutra. Es importante saber que las cámaras réflex enfocan con el diafragma completamente abierto y únicamente lo cierran para tomar la imagen. Las más avanzadas disponen de un boton para previsualizar la profundidad de campo real antes de disparar.
Para que el resto del encuadre no distraiga la atención del espectador es común también utilizar distancias focales largas que con un ángulo de visión reducido hacen más fácil controlar el fondo. Un pensamiento alternativo también podría ser utilizar una lente de macro sobre un gran angular.
texto: wiggin fotografías: JLRodriguez, Juanmi, elfriki, Russell Price, Lur, P Candela, 6 x 7
Publicado por Félix Sánchez-Tembleque – wiggin