Entendemos por textura las propiedades que presenta una superficie al tacto. Desde el punto de vista fotográfico debemos trasladar esta sensación táctil a nuestros ojos, de manera que lo que estamos viendo parezca que lo estamos tocando o proporcione una sensación de tridimensionalidad.
La propia textura de las superficies mostradas en la imagen o su ausencia crea un efecto visual que permite potenciar determinados aspectos de nuestra fotografía.
Podemos utilizar la textura como un elemento mas a incluir en nuestras fotografías para potenciar el mensaje que queramos trasmitir. Consciente o inconscientemente tenemos asignado a cada textura una idea o un mensaje diferente. Básicamente asociamos una textura fina y suave con la armonía, la belleza, la tranquilidad, el equilibrio. Al contrario, asociamos la textura rugosa y áspera con la dureza y la tensión.
La textura que vemos en una imagen esta formada por los propios brillos de la estructura y por las sombras que produce la propia estructura sobre si misma. Por lo tanto la manera más eficaz de control de la textura es la iluminación. La luz en el mismo eje que la posición de la cámara atenúan totalmente las texturas (flash integrado en la cámara) mientras que la iluminación perpendicular al eje de la cámara será la que más textura represente. Entre estos dos extremos tendremos una gran cantidad de posibilidades intermedias.
La explicación es clara, al iluminar de manera lateral -perpendicular- obtendremos sombras y luces de la superficie que proporcionaran mayor volumen y resaltaran sus características. La luz dura resaltará más la textura que una luz suave, dado que proporcionara sombras mas profundas. La luz difusa apenas lograra reflejar las texturas al no crear sombras.
En los días nublados donde la luz es más suave nos será difícil conseguir unas buenas texturas. Sin embargo cuando tenemos un sol directo y la luz incide lo mas paralelo posible a la superficie a fotografiar, las texturas se potenciaran. Así mismo en los amaneceres o atardeces cuando la luz es más baja, podemos encontrar texturas muy interesantes a la hora de hacer paisajes. Si utilizamos luces artificiales un buen ángulo como hemos explicado antes y la ausencia de difusiones potenciarán las texturas.
Junto con la iluminación podemos jugar con filtros físicos o virtuales (tratamiento de la imagen) para acentuar las texturas. La utilización de una media (a falta de un filtro específico) en el objetivo de la cámara produce una sensación de niebla que suaviza totalmente las texturas, parecido a lo que se podría obtener con un cierto desenfoque en el tratamiento digital. Por otra parte la utilización de un objetivo de calidad y la profundidad de campo o un tratamiento de enfoque con el ordenador aumentará considerablemente las texturas de la superficie.
La textura en si, es un motivo de interés para la fotografía. Una luz bien controlada pone de manifiesto superficies, líneas o volúmenes que permiten realizar una composición atrayente. Por otra parte la ausencia de textura también es un recurso interesante para lograr efectos minimalistas.
Texto: Jaime Mu. Fotografías: Jaime Mu (2), Quicopedro, JoAg, Sufinegro, Fact, Frikosal, rotia