Un método para dar un aspecto diferente a nuestras imágenes es variar la posición de nuestra cámara respecto a la altura de los elementos que configuran la escena. Con ello un tema sencillo puede tener un mayor impacto visual.

Llamaremos ángulo visual al que forma el eje de la cámara con la horizontal, y desde es punto de vista -antropocéntrico- podemos definir varias posiciones para las imágenes que tomamos con ella.

  • Normal o neutro: el ángulo de la cámara es paralelo al suelo.
  • Picado: es una angulación oblicua superior, por encima de la altura de los elementos en la escena.
  • Contrapicado: opuesto al picado, con la cámara apuntando hacia arriba.
  • Nadir: la cámara se sitúa completamente por debajo de la escena o el personaje, en un ángulo perpendicular al suelo.
  • Cenital: la cámara se sitúa completamente por encima, en un ángulo también perpendicular.

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Conseguir estos puntos de vista en ocasiones supondrá forzar nuestra posición en el suelo o buscar algún elemento al que subirnos, y en otras, como fotografiando un gran edificio, únicamente será necesario acercarse a su base y apuntar la cámara hacia arriba. En relación con este mismo tema y teniendo en cuenta el ángulo, pero esta vez con la horizontal, podemos definir también el plano holandés o aberrante (dutch tilt), cuando la cámara está ligeramente inclinada, por lo regular a un ángulo de 45 grados, generando una sensación de inestabilidad.

En este lenguaje compartido con el cine, las diferentes angulaciones suelen estar relacionadas con diferentes efectos visuales o emocionales. En la historia del cine existen varias películas que siempre aparecen en las listas de las mejores o favoritas por haber innovado en el lenguaje. Un ejemplo de esto suele ser ‘El Acorazado Potemkin’, que introdujo el montaje cinematográfico alterando el tiempo real, y otro en relación con lo que estudiamos aquí es ‘Ciudadano Kane’ de Orson Welles que extendió el uso del plano picado y contrapicado, así como de las sombras para crear sensaciones y de paso tapar zonas en las que no había decorado.

Ángulo normal: produce una sensación de estabilidad, normalmente se encuentra a la altura de los ojos o, en caso de ser un objeto, a su altura media. Un ejemplo de buen uso del ángulo normal -y no siempre empleado- es la fotografía de niños pequeños desde su altura, así como lo son también la fotografía callejera con la cámara en la cintura, o los retratos de grupo con la cámara a una altura alrededor de un metro. Es la posición habitual, la más cómoda y clásica, y la más natural a nuestra vista.

Ángulo picado: Los puntos de vista elevados por encima de los ojos o la altura media del objeto y orientados hacia el suelo tienden a disminuir el peso visual de los objetos o sujetos fotografiados, perdiendo parte de su significado individual. En las escenas de paisaje o urbanas puede reducir la presencia del fondo, sustituyéndolo por una extensión plana de hierba o pavimento. Los peatones y coches en movimiento, o ciertos detalles urbanos sólo se aprecian de este modo y con la perspectiva que proporcionan pasarelas, puentes o los pisos altos de un edificio. En la fotografía de personas, y con focales angulares, exageran el tamaño de la cabeza respecto al resto del cuerpo, representando un personaje psíquicamente débil, dominado o inferior.

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Ángulo contrapicado: Los elementos fotografiados desde puntos de vista bajos cobran altura, en ocasiones convirtiéndose en grandes figuras enmarcadas por un fondo de árboles, un cielo o un techo. Esta impresión la refuerza el hecho de eliminar los elementos del primer plano con la posible pérdida de una referencia de tamaño. El sentido de las proporciones a veces queda invertido con resultados a veces sorprendentes. La fotografía de personas desde un punto de vista bajo, y más aún con un angular deformando más las proporciones, puede representar -también en el lenguaje cinematográfico- un personaje psíquicamente fuerte o dominante.

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Si el tema es rectangular, como un edificio, las verticales convergen, tanto más cuando usamos un angular, pudiendo hacer parecer que un edificio es más alto de la realidad. Lo contrario puede decirse de un punto de vista alto, en que las verticales ascendentes divergen, pudiendo hacer parecer que los objetos en la parte más baja son más pequeños.

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Ángulos cenital y nadir: son casos extremos de los anteriores, pudiendo producir los mismos efectos o más exagerados, y lo que en geometría se denomina una perspectiva central, porque el punto al que fugan las líneas se encuentra hacia el centro de la escena (aunque esto se produce también con la perspectiva normal de un pasillo, por ejemplo).

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Texto: wiggin | Fotografías: Quicopedro, Valiente, El Carles, Lur, Kendall, Kowalski, Nosha, ibetx , rotiA, Nosha, Macsailor