Numerosas razones pueden explicar el uso del blanco y negro en fotografía, desde la atemporalidad que supone el monocromatismo, pasando por la abstracción que crea la propia gradación de grises, hasta el dramatismo provocado por sus luces y sombras. Y a pesar de que sea un hecho que el blanco y negro esté plenamente instalado en el campo de las ideas, los recuerdos y los sueños, también recurrimos a él para abordar los sucesos y la actualidad más cruda como ocurre en el fotoperiodismo.

Si en algo se caracteriza el blanco y negro es que por la misma eliminación del poder del color, nos exige realizar un sobreesfuerzo en la composición y la jerarquización de los elementos integrados dentro del marco. Mediante la manipulación de los grises podemos aumentar  o disminuir el peso visual de los objetos haciendo que se aíslen, ubiquen y se dimensionen para ganar fuerza y dinamismo; proporcionarles mayor contraste o separar en varios grados su tono del resto, es un arma infalible. Asimismo, podemos acomodar estos grises de forma ordenada para crear direcciones y llevar nuestra mirada hacia un lado del espacio o hacia el exterior de éste, o bien acentuar un degradado de profundidad para crear direcciones de avance y retroceso entre el primer término y el punto de fuga.

Aún más interesante es nuestra tendencia a percibir los tonos de los objetos familiares como inalterables a pesar de los cambios de luminosidad general, como el que un folio o un vinilo sigan viéndose Blanco y Negro respectivamente aunque correspondan con unos grises intermedios. Y es que nos parecerán Blanco y Negro respectivamente por nuestro previo conocimiento de él así como del lugar que ocupan en la escala de grises de la escena, independientemente de la cantidad y calidad de luz que la bañe.

Igualmente, se da la circunstancia que nuestro ojo acepta y se adapta perfectamente al ambiente luminoso que exista (a menos que le obliguemos a compararla con la misma escena con más luz) con lo que perfectamente podemos imponer una clave baja a nuestra serie de fotos expuestas en una misma habitación y no reparar en la poca luminosidad de las imágenes.

Que veamos los objetos de unos determinados tonos de gris, no depende tanto de la iluminación de la escena, sino de su aspecto, según sea su naturaleza, forma, textura o su color, tal como repasamos en el LAB 20 y LAB 22.

En digital tenemos 3 canales RGB y podemos elegir la información que queremos de cada uno o mezclarlos a nuestro antojo, tal como vemos en la imagen de Cezonillo:

Quizás parecerá algo complicado entender que en byn unas veces a simple vista un gran contraste entre dos colores se traduce en dos tonos de gris similares, o como ocurre en otras ocasiones cuando se muestran más claros o más oscuros de lo que en verdad son. Pero es fácilmente entendible con los filtros de color que, colocados delante de nuestra cámara, posibilitan aclarar los objetos que contengan esa componente de color y oscurecerlos con sus complementarios, tal como hemos visto en el LAB 20 y 22  con el círculo de colores. Sin embargo, en fotografía digital comúnmente aplicamos estos filtros y cambios de grises al editar el mismo archivo digital.

Para poder entender las relaciones entre los diferentes grises es muy útil visualizar la escena con un filtro ámbar gris oscuro kodak#90 que extraiga el color y tiña de manera monocromática.

Además, la previsualización de la escena con el fin de adaptar los valores de brillo en una escala de grises, desde el blanco más blanco al negro más negro, no es una tarea fácil. Si bien nuestro ojo puede distinguir al menos 200 grises de diferente claridad, en la práctica hemos de fijarnos en el conocido Sistema de Zonas basado en analizar la escena en términos de una escala de grises de 10 pasos, que van del blanco al negro, donde cada gris brilla el doble que su vecino, tal y como ideara Ansel Adams.

En el LAB 24 y LAB 28 también vimos que la forma de ver estos grises es con el histograma, que debe mostrar señal en todo su espectro para conseguir una densidad y contraste normal. Y es que tener un buen rango dinámico garantizaría leer toda la información tanto en las zonas cercanas a la oscuridad como las próximas a la claridad. De no ser así, todas y cada una de las luminosidades existentes en la escena por debajo de los límites en subexposición y sobreexposición se transformaban en negro y blanco respectivamente.

Por las propias características de la captación digital, hemos invertido el axioma que postulaba el byn analógico de exponer para las sombras y revelar paras luces. Ahora procuramos derechear el histograma y exponer para las luces para procesar y subrrevelar las sombras con calidad. Expandimos y elevamos un contraste bajo mediante ajustes de niveles y de curvas, y contraemos al reducir el alto contraste mediante procesados HDR.

La conversión puede terminar con un virado que proporcione un teñido a la copia en blanco y negro. Aunque históricamente esta aportación colorimétrica tenía como finalidad conservar las copias en papel al sustituir con un metal (selenio, platino, oro, paladio, etc) más resistente a la oxidación que el ofrecido por la plata, hoy en día está únicamente extendido para el uso y efecto estético. Y nos queda eso, emular esos tonos heredados mediante diferentes métodos.

Cualquier programa nos deja colorear mediante un “filtro de color”, aunque se consiguen mejores resultados al aplicar distintos tonos a las luces, medios tonos y sombras como ocurre con el “equilibrio de color”. Especialmente efectivos son los virados cruzados al editar una máscara de curvas y modificar la respuesta de sus tres canales de color independientemente en cualquier porción de su escala de grises.

Actualmente existen en el mercado muchos programas que revelan nuestros archivos RAW que contengan todos los datos recogidos por el sensor de la cámara: Adobe Camera RAW, Adobe Photoshop Lightroom, Capture One, Nikon Capture, DPP, FinePix Studio, Aperture, Bible Pro, Olympus Viewer, Sigma Photo pro, Lumix RAW Codec, DCRaw, etc. Todos ellos abordan, de forma más o menos sencilla, la edición de los ficheros en formato Raw actuando directamente sobre la temperatura de color, tono, exposición, contraste, brillo, saturación, viñeteo, correctores de lente, enfoque, o virado, tal como podemos observar en las propuestas de Jaime Mu y Quepo:

La lista de métodos para convertir una imagen digital a blanco y negro es interminable. Podéis ver una buena lista de ejemplos en la recopilación que hizo Caborian este mismo mes.

Las fotografías, los comentarios, y la discusión del tema AQUÍ

Texto: Jansbd | Fotografías: Vacares, pascupixar, el Gaucho, nodroc74, basa, mdaf, daf, cigalotron, tejeqteje, JaimeMu, sRGB, buenagana, Mr Vicarius, Charly, idoika

Nota de Redacción: como habéis visto hemos pasado el LAB a formato mensual el lugar de quincenal tal y como hicimos el verano pasado