Por Carles Costa Parareda (El Carles)
En foto deportiva, el planteamiento previo a la toma, la mayoría de veces, es esencial para que el resultado que después obtengamos, se ajuste a lo que pretendíamos conseguir. Obviamente, la espectacularidad de la toma se verá limitada por las características del propio deporte, y, o, problemas de luz, imposibilidad de acceso a puntos de vista idóneos, limitaciones del equipo, etc.
Lo importante, es que estemos convencidos de que el resultado obtenido es el mejor posible, fruto de haber maximizado los recursos de que disponíamos. A continuación, 4 ejemplos que ilustran mi manera de actuar ante otras tantas situaciones parecidas, pero con condicionantes distintos.
Tiro al plato.
Descripción de la situación: Zona de tiradores bajo tejado, de manera que la sombra los cubría, dirección a la que disparaban cara sur, con lo que en un día soleado (como fue el caso por la mañana) el contraste entre tiradores y fondo, era muy grande, uso del flash prohibido. Afortunadamente, y perpendicular a los campos de tiro, (5 en total) unos setos separaban las zonas. ¿Afortunadamente? Sí, porque en el transcurso del día, al desplazarse el sol, el seto de la izquierda llegaría a quedar en la sombra.
El de la derecha, a primeras horas, ya lo estaba, pero no era tan interesante estéticamente, porque la mayoría de tiradores eran diestros; o sea escopeta a la derecha……… y mejor que se viera el arma entera. El momento clave de la mañana, fue el que se muestra; en que el seto, justo dejaba de iluminarse por la acción del sol, pero alguna de las ramas que sobresalían, recibían su incidencia, y el fondo no quedaba en la oscuridad completa. En resumen: Fondo en penumbra, que igualaba la exposición con la del tirador, también en sombra; pero el fogonazo de la detonación del cartucho y los perdigones expulsados, quedaban expuestos a la luz solar, haciéndose su presencia mucho más evidente, por efecto del contraste debido a la diferencia de iluminación, y a la exposición, fijada para las zonas en sombra. La visión de los perdigones por el ojo humano, pasa desapercibida, y pensaba que sin flashes de alta velocidad, sería imposible captar ese momento.
La velocidad de salida de los perdigones, oscila entre los 1400 y 1500 Km/hora y para poder sincronizar ese instante con la del disparo de la cámara, me sirvió de gran ayuda el elemento negro que aparece abajo, que es esencial en este deporte, ya que a través de él, la voz que lanza el tirador activa el mecanismo de lanzamiento del plato.
Armas históricas.
Recopilando información, vi que se trataba de una competición en que se usaban armas (hay diferentes modalidades) que tienen en común que se cargan por delante del cañón (de avancarga) con pólvora negra, para seguidamente introducir el proyectil, que se aprieta hasta la recámara con una baqueta; vamos, como en las películas de Daniel Boone. En la zona cercana al gatillo, se coloca el fulminante, que será el encargado de encender la pólvora de la recámara (de los diferentes sistemas, el más empleado es el de percusión) que impulsará el proyectil hacia la diana. Pregunta ¿y a mí que me importa esto, si lo que quiero es hacer fotos y no, disparar armas? Sí me importa, porque este tipo de pólvora produce una deflagración mucho más vistosa y espectacular que la pólvora blanca, utilizada en las armas modernas, y aparte (por construcción) el instante decisivo en el disparo, no es único, sino doble; el debido a la explosión del fulminante, y a la de detonación de la pólvora de la recámara con efectos visuales a la salida del cañón.
Consideraciones técnicas: Cada participante disparaba desde un recinto cerrado de unos 2 metros y pico de alto por 1,5 de ancho, aproximadamente, y abertura delantera a un patio exterior con visión a las dianas. En su parte trasera se encontraba el edificio cerrado, con poca luz, y con una mampara de cristal que separaba la zona de tiradores de la del público, ya que únicamente los jueces podían situarse delante de ella. Ante ese contraste tan alto entre primer término y fondo, y evidentemente sin poder utilizar el flash, opté por exponer manualmente a la zona del fondo; hacerlo para el primer término, hubiera significado, ver la espalda de un señor, señora, sobre una gran mancha blanca. Se optó por un diafragma bastante cerrado, a costa de subir ISO, para mantener una velocidad de obturación alta junto a una profundidad de campo relativamente grande. Como era imposible predecir el momento del disparo para captar uno de los dos fogonazos, se optó por la ráfaga rápida y la grabación en tarjeta en formato JPEG. No es algo que me guste, pero la única manera de que a fuerza de ir llenando la tarjeta, suene la flauta. Un cálculo rápido me llevó a esta conclusión: 8 i/s (en mi 7D) en unos ficheros de unos 6Mb implicaría ir llenando la tarjeta a razón de 48 Mb/s; y como la que tenía puesta es una Sandisk de 60Mb/s eso me permitía una ráfaga continua y sin interrupciones, y realmente así fue (nunca antes había hecho tantas fotos en 3 horas, unas 3000)
1/750 + f/8 + ISO 800
A pesar de los inconvenientes de dicha mampara de cristal, como pérdida parcial de nitidez y aparición de reflejos, sin dicha separación, el disparo en continuo se me hubiera prohibido. Un deporte de concentración es incompatible con un clack clack clack reiterado, y a tan corta distancia. Y para finalizar, obvia decir que, el enfoque estaba bloqueado en Manual, ya que se trataba de un sujeto prácticamente inmóvil.
Carabina de aire.
Cuando la acción es prácticamente nula, intento plasmar en la imagen todos los elementos que forman parte esencial en su desarrollo, en este caso el tirador, la escopeta, la diana, y el monitor donde se visualiza la buena o mala puntería del deportista.
La dificultad principal estriba en mostrar lo anteriormente dicho, de manera que el encuadre no presente zonas excesivamente vacías, por ello, la diana visualizada, no corresponde a la del tirador, sino a la de su rival de más a la izquierda, porque si hubiera hecho salir la diana del de la fotografía, hubiera sido una vista en la que hubiera predominado la espalda del policía, con un resultado poco agradable.
Tiro con pistola.
Por último, una imagen preparada, imposible en condiciones normales, sin la connivencia del deportista y del club, por motivos lógicos de seguridad.
A pesar de que la ubicación normal de los tiradores está dentro de una de las cabinas que se ven en el fondo, creí conveniente desplazarnos hacia adelante, para que el sol incidiera sobre los elementos principales de la acción y resaltarlos, exponiendo para la zona de luces altas.
Para compensar el contraluz, y tras un primer intento de situar el flash detrás del protagonista, se optó por colocarlo a la izquierda, y opuesto a la luz solar con el resultado que se aprecia.
Se eligió una velocidad de obturación de 1/3000 para conseguir nitidez en la salida de la vaina, (y un diafragma de f/5,6 para extender la profundidad de campo a la totalidad del primer término), que así y todo, en la práctica se reveló justa.
Sincronizar el flash, sin cable, a esa velocidad de obturación solo es posible con sistemas de radio modernos, en este caso, los Pocket-Wizard TTL.
Aunque estos dispositivos permiten la sincronización de flash en modo TTL a velocidades de obturación altas, opté por utilizar la potencia en manual, ya que la distancia flash-sujeto era fija, y en estas condiciones es mejor eso, que condicionar la potencia “ideal” a un automatismo que puede fallar. En este caso se procuró una ligera sub-exposición del flash con respecto a la que daba el sol.