Reportaje realizado por PepínGM – José García Moriyón
(para ver los anteriores capítulos: capítulo 1, capítulo 2)
De Skye a Oban, y la isla de Mull
La idea nada más levantarnos era salir raudos de Skye y parar en el Castillo de Eilean Donan a ver si lo encontrábamos un poco más fotogénico que dos días antes. La verdad que así fue. La foto, por más que la miro y la remiro no termina de convencerme…me gusta, pero no sé…veo ese cielo como demasiado abracadabrante”, que diría Mere. Os garantizo que ni lo he tocado al procesar. Eso sí, he clonado un par de coches que había a la izquierda y tengo la conciencia bien tranquila ;-) . La subiré al foro, para que sea
destripada como es menester.
Nada más montar en el coche empezó a llover con bastante fuerza, y duró como dos horas. La carretera de Kyle of Lochalsh hasta Fort William es impresionante, pero el chaparrón continuo, nos impidió sacar ninguna foto decente; tengo esa espina clavada.
Ya en Fort William, aprovechamos para hacer alguna compra. Es un pueblo como muy turístico, dentro de lo que cabe. Es el punto de partida de la gente que va hacer alpinismo a toda la zona del Ben Nevis, que con sus casi 1400 m, es el monte más alto de Gran Bretaña. Su principal atractivo son las paredes de 600 metros en su cara norte, donde se encuentran algunas clásicas vías de escalada, para todos los gustos y dificultades, incluyendo conocidas vías de escalada en hielo.
Allí en Fort William aprovechamos para comer. Por cierto, no sé si lo había comentado en los dos capítulos anteriores, pero el salmón en Escocia, es un tema importante, para no perder de vista.
Después de comer, y con calma, camino de Oban, un pueblo pesquero de apenas 8.000 habitantes que creció alrededor de su destilería de whisky.
Allí en Oban nos alojamos una vez más en un bed and breakfast, donde por apenas 60 libras, una habitación impresionante con mirador, chimenea y vistas al mar, desayuno buffet incluido. Una gozada.
Rápida ducha, y de cabeza a sacar los billetes del ferry que al día siguiente nos llevaría a la isla de Mull, la primera de las islas Hébridas. Acto seguido, y como no podía ser de otra forma, pinta de cerveza en uno de los múltiples pubs que había en el pueblo.
Al día siguiente, como decía, cogimos un pequeño ferry que nos llevó, a nosotros y al coche, a Craignure, en la isla de Mull. La isla es una pasada, nada que ver con Skye, con unos paisajes mucho más ariscos, a pesar de estar más al sur.
Cogimos el coche con la firme intención de recorrer la isla entera y así fue. Muy poca gente durante todo el camino, gente encantadora. Comimos en un pequeñísimo pueblo de apenas tres casas una deliciosa hamburguesa (qué carne vacuna más rica hay por estos lares).
Al llegar a Loch na Keal, nos lo tomamos con calma pues es zona de avistamiento tanto de ballenas como de pingüinos, pero nada; ni los unos ni los otros.
Luego, otra vez al ferry, y otra media horita hasta Oban. Al día siguiente hasta Inveraray, pero pocas fotos. El último día, fuimos hasta Edimburgo, y sí, todo muy mono, pero los paisajes cañón, ya los habíamos dejado atrás.
Quiero volver a Escocia. Repetir algunas visitas, pero sin utilizar tanto el coche. Espero que haya ocasión.
Quiero dedicarle estos pequeños reportajes y sobre todo las fotos que los acompañan, a Baviera, Mdaf y Dabo, por putos y por buenas personas :-)
Espero que os haya gustado.