Durante el pasado mes de Agosto visitamos Francia, y nos detuvimos tres días en Normandía, con un triple objetivo: descansar, hacer muchas fotos y buscar en el paisaje los recuerdos de su historia.
La historia nos cuenta que el desembarco de las tropas aliadas en las playas de Normandía a primeros de Junio de 1.944 supuso el principio del fin de la II Guerra Mundial; una guerra posiblemente necesaria para combatir las ambiciones de Hitler, un patético personaje que pretendió hacerse dueño del mundo, pero que al mismo tiempo causó la muerte de millones de seres humanos que ni siquiera entendían lo que estaba pasando.
Nos hospedamos en una granja muy acogedora, que nos recordaba las casas en donde se ocultaba la resistencia francesa.
Y es ahí cuando empezamos a comprender que los franceses son muy tradicionales con sus costumbres, muy respetuosos con sus paisajes y muy conservadores con su arquitectura.
La primera visita la realizamos a la Playa de Omaha, una de las playas en las que fracasó parcialmente el desembarco. Y paseando sobre la arena, nos imaginábamos a cientos de barcazas que durante el día D llegaban a su orillas cargadas de vehículos y soldados de los países aliados. Y recordábamos “El día más largo”; una película realizada por los vencedores, pero plagada de escenas con mucho realismo.
Muy cerca de su orilla contemplamos algún paisaje digno de ser fotografiados
Nuestra primera visita urbana tuvo lugar en Colleville-Sur-Mer, en donde empezamos a captar la tragedia de la guerra, a través de grandes fotografías que reflejaban la destrucción de una Iglesias reconstruida.
Posteriormente nos dirigimos a Longues-Sur-Mer, en donde se conserva una batería de la artillería alemana que bombardeó los buques aliados durante la mañana del 6 de Junio de 1.944