La 20D ya quemaba de tanta foto y las leonas y sus cachorros no paraban de acercarse, hasta que finalmente llegaron al árbol, dejaron la presa y llamaron a los cachorros junto a ellas. Las hienas poco a poco se fueron rajando al ver a las leonas haciéndolas frente, y finalmente desistieron. Nos pusimos las botas, que preciosidad de animales.
En este parque también disfrutamos de multitud de elefantes, cocodrilos, búfalos, tremendos hipopótamos, todos los hervívoros del mundo, varias especies de rapaces (¡impresionantes!) y sólo nos faltó el ansiado Cheeta, el Guepardo, el más rápido…
Con mil sensaciones y un poco de pena dejamos atrás las inmensas llanuras del Serengeti y nos dirigimos tras tres días con sus noches hacia el cráter del Ngorongoro, tremenda caldera de un antiguo volcán, a 2.286 m. por encima del nivel del mar con una superficie de unos 50 km y rodeado de muros que suben 600 metros desde el piso del cráter. Aquí habitan todas las especies de grandes mamíferos de Tanzania excepto la Jirafa, la única cuyas largas patas no le permiten subir las escarpadas laderas del volcán. Nunca había visto nada igual. Desde arriba te deja con la boca abierta, pero cuando bajas alucinas aún más por la gran cantidad de especies que puedes ver en tan poco tiempo. Disfrutamos durante dos días de este lugar y aquí encontramos al rinocerante blanco, animal imponente, y a nuestro tan buscado guepardo. Si hay alguna especie fotogénica, esa es el guepardo, elegante y estilizado como ninguno. Aquí tuvimos también la suerte de encontrarnos con la danza amorosa del avestruz, apenas unos segundos, antes de un coito rápido y aparatoso que nos despertó de golpe un amanecer.
Hipopótamo enfadado en el Seronora. PN Serengeti
Leones, hienas e incluso un serval, fueron pasando ante nuestro objetivo, mientras se iba acercando el final del viaje, entre manadas de b úfalos y de ñues que cubrían gran parte del cráter.
Al que le guste la naturaleza y la fotografía nunca le decepcionará un safari por África. Lo recomiendo al cien por cien, y únicamente un par de consejos finales: focales, tema importante donde los haya: creo que lo ideal para un safari sería un buen 100-400 con IS, que colocado sobre un beanbag nos resolverá practicamente todas las situaciones con animales. Buen equilibrio entre peso aceptable y longitud focal. Yo llevé un 300 con multiplicador 1.4x y me fue muy bien, salvo por alguna situación en la que me habrían venido genial ese zoom que recomiendo y bajar a 100 ó 200 con rapidez. Obviamente los atardeceres y amaneceres precisan de un buen angular, y a los amantes del macro Africa les encantará.
En cuanto al tema de electricidad, complicado. Yo llevé el Ipod Photo con cargador de coche y no necesité más, pero enchufes no ves ni en pintura si vas de campamento. Salvo en el Camping del Manyara, donde recargamos todas las baterias (5 yo y 4 mi hermano), no volvimos a disfrutar de electricidad hasta Zanzíbar. El grip de la 20D que acepta alcalinas, me cubría las espaldas, pero no lo necesité. Y ojo con el mayor enemigo del viaje, el polvo, que no te deja en todo el safari.
En fin, experiencia alucinante y para repetir, aunque el año que viene apuntamos a Sudamérica, o tal vez Nueva Zelanda… quien sabe.
Guepardo en el Ngorongoro
Una Grulla Coronada sobrevuela el cráter del Ngorongoro