Por Félix Olazabal
Como bien dice Dabid (para nosotros Koyote) en la presentación de su exposición, en Euskal Herria no hay núcleo de población que, por muy pequeño que sea, no tenga un frontón.
La pelota ha sido y sigue siendo una religión y, como toda religión, necesita su templo. Y ese es, sin lugar a duda, el frontón.
Además, cuando las circunstancias económicas no eran tan favorables, esta instalación era escenario de conciertos, bailes populares, competiciones deportivas como los deportes rurales e, incluso, ¡balonmano! En un frontón jugó el CD Bidasoa de Irún muchos años.
No me lío más y os comento la exposición de Dabid en La Terminal de Bilbao. Recordaros que esta exposición estará abierta hasta el 10 de Abril.
La Terminal es una instalación multipropósito dentro de la isla de Zorrotzaurre, zona industrial casi abandonada fruto del desmantelamiento industrial de la zona. Sobreviven algunas edificaciones y naves como la que da alojo a La Terminal. Aprovecho a recomendaros, si vais, que os llevéis la cámara y los “cristalitos” porque hay zonas muy interesantes que pueden dar muy buenas fotos del paisaje post industrial (cuasi post apocalíptico).
La exposición se encuentra en una pequeña sala cerrada que nos da la suficiente intimidad como para poder ver las fotos con tranquilidad.
Copias de medio formato donde podemos ver el buen hacer de Dabid. Acompañado en la parte central con un montaje audiovisual con toda la serie y que os recomiendo ver.
Tal como él dice, esta serie es fruto de haberse movido por multitud de sitios recogiendo con su cámara desde los frontones más pequeños hasta los más recónditos y con diferentes condiciones meteorológicas.
Quiero recordar que, hace unos meses, hicimos una visita mi compañera y yo al Goiherri de Gipuzkoa y más concretamente a Baliarrain. La sorpresa fue “descubrir” y recordar una fotografía de Dabid en ese pequeñito pueblo con su mini frontón (impresionante). Os recomiendo hacer esa visita si podéis o cuando vengáis de vacaciones al País Vasco.
Me he encontrado con una exposición cuidada, con las obras más representativas de su trabajo. Especialmente llamativas las fotografías donde se ven esos detalles especiales de los frontones (rayas, flechas, símbolos, etc.)
Todo ello en una sala pequeña que tiene el hándicap de no poder poner más copias en papel y, por tanto, no poder ver la serie completa. Me imagino que buscar espacios más grandes no debe ser nada fácil.
Las grandes superficies expositivas piden una trayectoria de la persona que quiere presentar sus trabajos. Y estoy seguro de que Dabid, con este u otros trabajos tan serios e interesantes, lo logrará en no mucho tiempo.