Si, te había entendido mal. De todos modos el calibrar la cámara es una opción interesante si tienes un cliente muy pejigueras que quiere que los colores de sus camisetas sean exactamente los que son, calibras con los parches de color para la luz de la escena, ajustas la exposición y en el monitor calibrado la cosa sale igual, lo que ocurre es que una vez que entregas las fotos al cliente, a la fotomecánica o imprenta, es cuando empieza el lio, ya que en CMYK algunos colores no saldrán, en srgb lo mismo, etc.
Osea, que exceptuando temas científicos, de reprografia, etc no es una opción muy útil.