siempre fue el arte algo que se dirigía a cierta capa ilustrada de las sociedades y más aún si es arte creado en ciudades y centros de población con gustos avanzados e introducidos en la materia. Sin embargo el arte moderno (el de este tipo, digo) redobla la apuesta, qué digo, re-tripica el órdago. A base de explotar el resabio de lo excelso, ya no se dirige a esa capa de la población sino a una ínfima sub-capa dentro de aquella que se reconoce a sí misma en cuanto sus miembros escasos comparten este exclusivo destino y las intrincadas claves que se manejan. Y eso cuando hay claves, porque hay otro destinatario al que le sobran las claves ya que no las entiende, y al que se le puede engatusar con cualquier cosa que venga de la movida concreta de la que se trata. Es como el grupo circundante de la subcapa que se mueve solamente por una vanidosa propensión a creerse inteligente y altamente refinado, pero al que le pasan mercancía hecha del tejido de trajes del Rey desnudo. En fín. Si es que...No digo mas ná