Lo de enfocar y reencuadrar con diafragmas abiertos es la mejor manera de fallar la foto. Lo ideal, si es que hay que abrir el diafragma por narices, es usar puntos de enfoque periféricos y no tener que recomponer nada. El problema es que pocas cámaras tienen suficientes puntos de enfoque para no tener que recomponer y, además, la eficacia de los puntos periféricos suele ser menor que los centrales. Si a eso añadimos que muchas veces pretendemos hacer fotos con poca luz (de ahí la necesidad de abrir el diafragma) nos encontraremos con condiciones de bajo contraste, que es el enemigo número 1 de un sistema de autofoco pasivo.
Con respecto a la profundidad de campo, sólo recordar que son 3 las variables que influyen en ella:
1) el diafragma. Cuanto más abierto, menos profundidad.
2) la focal. Cuanta mayor, menos profundidad.
3) la distancia al motivo. Cuanta menor, menos profundidad.
Con un 85 mm f/1.2, en la distancia mínima de enfoque y con el diafragma totalmente abierto, la profundidad de campo en una Mk II es de menos de 1 cm. O sea, que si haces un retrato y enfocas al ojo, es muy posible que las puntas de las pestañas ya estén fuera de foco y el resto de la cara ni te cuento.