En general las cámaras de enfoque automático, y lo mismo para los objetivos, limitan algo las posibilidades de enfoque manual.
Pero en una cámara como la 350D las limitaciones pueden ser excesivas.
Todos los objetivos Leica son excelentes. No hacen objetivos baratos. Y todos son de lo mejor del mercado. El problema, los precios.
El SUPER-ELMARIT-R ASPH f/2,8 15mm, un diseño de Zeiss modificado, 6.800 euros.
El ELMARIT-R f/2,8 19mm, 3.450 euros.
El soberbio APO-MACRO ELMARIT-R f/2,8, 100mm, 3.200 euros.
Lo difícil no es diseñar un objetivo fabuloso, cosa que se hace con ayuda de ordenadores. El problema es conseguir manufacturar en serie ese diseño a un coste razonable, dentro de los márgenes que requieren esos diseños en cuanto a tolerancias. Una lente asférica complicada puede ser una maravilla de diseño, pero si no podemos colocar esa lente en su sitio con una precisión absoluta, sin errores de manufactura, el diseño teóricamente superior no sirve de nada. Lo más caro de un objetivo Leica no es el material, sino el proceso de ensamblaje a mano, con múltiples comprobaciones, y el sistema de control de calidad que se aplica a todos los objetivos que salen de la cadena (y no a una muestra aleatoria), algo carísimo. Con casi todas las marcas uno se puede encontrar con un "ejemplar" con descentramientos, por caro que sea el objetivo. Hay buenas unidades y malas unidades (una proporción que suele depender del precio y de la complejidad del diseño). Con los Leica la seguridad de tener un ejemplar perfecto es total. Pero claro, a un precio. Si esto merece la pena o no ya es otro cantar.
Por otro lado, usar uno de estos objetivos Leica y disparar a pulso, por ejemplo, no tiene demasiado sentido. Las trepidaciones borran buena parte de las diferencias entre objetivos, por no hablar de los sensores y sus filtros. Lo mismo si el enfoque no es 100% preciso. El "estilo" de un objetivo siempre quedará patente, pero su superioridad resolutiva no. Para explotar a fondo un objetivo superior hay que esforzarse. Insisto en que algunas cámaras no lo permiten. Otras parecen diseñadas precisamente para exprimir las posibilidades de esos objetivos. Las Leica R, por ejemplo, están diseñadas para sacar partido de estos objetivos de enfoque manual. Una Canon 1Ds podría adaptarse a ese propósito, aunque no está pensada para eso, sino para aprovechar otro tipo de objetivos.