Paciencia, muuuuuuuuuuuuuuuuuucha paciencia.
Mis consejos, seguro que son los que ya sabes, pero:
Ojo con la luz porque casi todo lo tirarás en interior y dado que los bebés tienen un color de piel muy especial, con la luz artificial a veces salen un poco alienígenas. Si puedes evita flash (difícil) o usa difusores (cartones blancos, porexpan o incluso esos protectores del sol para el coche). Luz, luz, luz... mucha luz. Cuanta más natural, mejor.
Paciencia para esperar a que abran los ojos. Dormiditos son muy tiernos pero quedan como impersonales. Todo está en los ojos. Foco al ojo.
Paciencia para esperar (a veces horas) a ese gesto, o ausencia de gesto, que te interese. Sin prisas. Sin agobios. No le metas el objetivo en la cuna. Imagina que tú eres el bebé y un gigantón te mete un bazooka en el morro. ¿Estarías cómodo?
Procura cierta distancia con el modelo. Procura "no existir" para él. Crea un ambiente cómodo para tu presa. Hay cierta tendencia a acercarse más cuanto más fuerte es el lazo afectivo. Piensa que es el hijo de otra persona en caso de que sea tu propio hijo, ya que si es tu adorado niño incluso mocos y legañas te parecerán adorables. Evita verte cegado en exceso por la pasión de padre.
Cuida un poquito los fondos. Desenfócalos a saco o aisla al niño de elementos sin interés. Dale fuerte a la calefacción y quita ropas, mantas, mantillas y demás atuendos. Si no los puedes evitar cuida mucho que el protagonista sea el bebé y no la mantita de ositos o el mantón de la abuela ese típico donde es más difícil encontrar al niño que a Wally en una discoteca de verano.
Ojito con los brillos. Los bebés suelen llevar cantidad de cremitas que hacen que su piel brille muchísimo, sobre todo después del aseo, y quedan fatal. Otra cosa que brilla mucho son mocos y babas. En una mano la cámara, en la otra un klee-nex. Y si no, siempre nos quedará San Photoshop.
Y mil cosas más, aun así ármate de paciencia porque la tarea no es nada fácil.