He trabajado durante muchos años en el departamento de pre-impresión de una imprenta, gestionando todo tipo de catálogos de diversos tipos con multitud de imágenes (fotos). Casi nunca tenía relación con el fotógrafo, sino con el cliente, o sea, el que en teoría ha encargado al fotógrafo la realización de las fotos. Las fotos me solían venir en RGB, por lo que la conversión la realizaba yo mismo. Photoshop tiene diferentes parámetros para realizar la conversión, y es responsabilidad del técnico de pre-impresión en hacerlo. Tampoco hay que olvidar que cada máquina de impresión (estamos hablando de máquinas de 4 colores o más) tienen un perfil de color determinado que ha sido realizado por técnicos de calibrado.
Por tanto, desde mi punto de vista la responsabilidad era de la empresa de artes gráficas.
Ahora bien, hay que tener en cuenta de que una imagen ofrece diferente calidad dependiendo del soporte utilizado. No se puede comparar una fotografía a una imagen impresa en un plotter, ni tampoco a una impresa en papel. De hecho, si el papel es un estucado brillo, o un estucado mate, o un papel litos, la calidad será totalmente diferente. Tampoco se puede comparar una imagen impresa a una imagen que se ve a través de la pantalla de un ordenador, ya que esta última incorpora la luz propia del monitor y la del papel no. O sea, que el procedimiento correcto es una vez hecha la conversión a CMYK es sacar una prueba de impresión para, en caso de que el cliente la acepte, empezar con la impresión.
Si posteriormente los resultados en máquina son diferentes a la prueba de impresión, es cuando se puede reclamar a la imprenta.
Espero haber despejado tus dudas.
Koldo