Un mayor índice de apertura efectivo (f:2.8 para un 300 mm como el que indicas), en teoría debería ser siempre "mejor" que un f:4 de la misma focal, considerando solamente algunos factores. Entre estos se encuentra una superficie frontal más amplia capaz de guiar, en consecuencia, una mayor cantidad de luz al interior del tubo. Esto debería provocar por si solo un aumento del poder de resolución del objetivo. Para no alargar los detalles, un ejemplo, los mayores telescopios de los abservatorios astronómicos (tanto los reflectores como los refractores) son los que más detalle ofrecen de sus tomas. Pero no siempre ocurre así. Las extremas correcciones a las que someten a las lentes para que rindan el máximo a la máxima apertura, hace que otros parámetros del objetivo se vean comprometidos seriamente, por lo que, salvo necesidades insalvables, su adquisición es una decisión más personal (o profesional) que de rendimiento. Cuando un objetivo de menor apertura física da una calidad de imagen superior, casi siempre es debido a su proceso de fabricación, a los materiales empleados para ello y a los "controles de calidad" de determinados fabricantes. Pulir con exactitud una lente de un diámetro muy superior a otra, para mantener su calidad, hace que el coste se dispare hasta diez veces más. Por último, no cabe comparar los mencionados, y justamente afamados, Leica (los Zeiss tampoco son mancos) con los cuasiplastificados que las firmas de hoy en día nos ofrecen como de "alta gama". Eso ya es otro cantar.