Nada nuevo voy a decir ya sobre el fenómeno Strobist, cogemos nuestros flashes, los sincronizamos con la cámara mediante disparadores remotos y los colocamos a cierta distancia de la cámara, que obviamente se encuentra en nuestras manos.
¿Obviamente? Gracias a la tecnología, también disponemos de disparadores que hacen lo propio con la cámara, incluso algunos que disparan a la vez cámara y flashes. Imaginad que tenemos un lugar escarpado donde nuestro físico corra cierto peligro, o por ejemplo, un río. ¿Y si pensamos en invertir los términos? Cogemos nuestro trípode, aseguramos la cámara y le conectamos el receptor remoto, nos alejamos del peligro y con el flash en nuestra mano lo orientamos hacia donde queramos.
(c) Vitek Ludvik
Así trabaja Vitek Ludvik, y en el vídeo que podéis ver en la página de Red Bull os haréis una idea de lo que acabo de contaros. Espectaculares imágenes de kayak, con una cámara colocada en un extremo de la embarcación, y con el fotógrafo fuera del agua, seco, sin riesgo a llevarse golpes, y con el flash iluminando allí donde quiere.