Algunos tipos de fotografía nocturna.
Por otra parte, hay varios tipos de fotografía nocturna bastante diferenciados. Existe un gran número de fotógrafos que recogen con sus cámaras paisajes totalmente naturales, muy alejados de los núcleos habitados. Este tipo de tomas requiere una preparación especial, totalmente distinta a la necesaria para realizar fotos similares en lugares relativamente urbanizados. Por lo general, las exposiciones son más largas, a no ser que la presencia de la luna ayude a iluminar la escena (en plenilunio los tiempos no tienen por qué extenderse demasiado) y es bastante común que el fotógrafo busque obtener la clásica toma en la que se observa el recorrido de las estrellas a lo largo del firmamento. También, en general, se suele abrir el diafragma del objetivo al máximo, a fin de aumentar la cantidad de luz recogida por el sensor de la cámara (y captar el mayor número de estrellas posible). El enfoque en estas situaciones suele ser complejo, y en muchas ocasiones es recomendable realizarlo antes de que se vaya la luz, componiendo previamente la escena, o bien ayudándose de sistemas de iluminación artificial. Además, debe conocerse la situación de los astros, ya que según orientemos la cámara respecto a los mismos obtendremos unos patrones de giro u otros. Muchos fotógrafos aficionados a esta disciplina utilizan también objetivos angulares, ya que permiten componer con más facilidad que los teles y, sobre todo, presentan mayor profundidad de campo. Cuando se trabaja en estas condiciones debe huirse de cualquier fuente de contaminación lumínica y buscar que la atmósfera se presente lo más limpia y clara posible, lo que hace a las zonas de alta montaña lugares idóneos para el trabajo. En otras ocasiones el fotógrafo buscará hacer fotografía pura de astros, astrofotografía real, disciplina también sumamente interesante a la par que compleja, que puede dar lugar a imágenes de gran belleza y que, en ciertas ocasiones, requiere el uso de instrumentos muy especializados, como telescopios y otros elementos, además de cámaras modificadas.
Sin embargo, el objeto de este artículo no es orientar a nadie para realizar tomas como las descritas en el párrafo anterior. Existen varios documentos en la red escritos por profesionales sumamente cualificados que pueden guiarnos con mucho más acierto por ese complejo mundo. Nosotros vamos a tratar de afrontar otro tipo de fotografía nocturna, totalmente diferente, en la que el elemento protagonista será en todo momento la obra humana, ya esté representada ésta por una factoría industrial, ya por un faro, ya por un pequeño pueblo o una gran ciudad. Esta modalidad fotográfica tiene algunos puntos en común con la fotografía nocturna tradicional, pero en muchos casos se aleja totalmente de ella, ya que varios de los elementos que usualmente se consideraban perniciosos pasarán a ser nuestros aliados en la captura de imágenes.
Vamos a repasar algunos de ellos:
- Hora ideal: en general resulta recomendable que no esperemos a la caída completa de la noche. En los minutos previos al oscurecimiento total podemos tomar imágenes con exposiciones cortas, de tres o cuatro minutos (o menos), y la escena adquirirá un color azulado que resulta el complemento perfecto para los tonos naranja que previsiblemente surgirán y de los que hablaremos en el siguiente paso.
- Contaminación lumínica: lejos de huir de ella intentaremos buscar su presencia. Esto no siginifica que estén obligatoriamente presentes las fuentes emisoras de luz, sino que su acción se dejará notar en la atmósfera, para que ésta adquiera el típico color amarillento-anaranjado de las luces de ciudad. Esto pondrá el contrapunto al azul general de la escena si disparamos antes de que la noche caiga totalmente o bien con luna llena.
- Atmósfera: si hay algo de niebla, además de nubes, mejor que mejor. Cuando hay suficiente luz artificial la niebla hace que reverberen las partículas gaseosas de la atmósfera pasando ésta a comportarse como un emisor global de luz omnidireccional. Este fenómeno da gran volumen a nuestras fotografías y permite la creación de suaves degradados a lo largo del cielo.
- Mezcla de luces: si estamos trabajando en un entorno fuertemente iluminado, como por ejemplo una fábrica, la mezcla lumínica suele ser perfecta para aportar vida a nuestras imágenes. Los entornos industriales cobran nueva vida al anochecer y los tonos complementarios surgen de forma rápida y bastante espectacular. Debemos aprovechar este fenómeno si tenemos posibilidades de hacerlo.
- Apertura del diafragma: procuraremos cerrar entre f/11 y f/16. Esto permitirá dos cosas simultáneamente: en primer lugar, los puntos emisores de luz adquirirán una morfología en forma de estrella, bastante agradable a la vista, y en segundo lugar, aumentaremos en la medida de lo posible la profundidad de campo, lo que permitirá corregir posibles defectos de enfoque. Hay que tener en cuenta que los paisajistas suelen tender al uso de angulares pero nosotros en muchas ocasiones deberemos recurrir al tele, ya que es frecuente que las instalaciones que deseamos fotografiar sean de acceso restringido y debamos hacerlo desde fuera. Para enfocar procuraremos centrarnos en un punto emisor de luz, ya sean las luces de una ciudad, ya la linterna de un faro, ya los focos de las instalaciones que queramos fotografiar. Al principio, sobre todo utilizando una cámara APS-C, cuesta un poco, pero es posible.
Teniendo todo esto en cuenta es fácil suponer que la búsqueda de localizaciones que cumplan todos los requisitos no es sencilla. Debemos conocer a la perfección la zona que queremos fotografiar y visitarla detenidamente durante el día, pero imaginándonos la transformación cuando se vaya a poner el sol. En caso necesario podremos volver por la noche simplemente a controlar qué aspecto presenta. Si permanecemos allí según se va poniendo el sol para ir comprobando las variaciones de luz, mejor que mejor. Además de lo anterior, tendremos que asegurarnos plenamente de la seguridad de los lugares que visitemos, ya que hay muchas zonas potencialmente conflictivas cerca de ciertas áreas industriales e incluso en puntos más o menos rurales, donde no es la primera vez que sale un perro de buen tamaño de los matorrales. Según esto, y a nivel personal, recomendaría tener precaución con este tipo de cosas. No estamos hablando tampoco de llevar un arsenal armas blancas ilegales escondido para apuñalar a lo primero que veamos, pero sí de adoptar las mínimas medidas aconsejables y, si estamos en una zona rural solitaria, llevar un buen palo que servirá para que nos apoyemos en él en caso de resbalón y para intimidar/vapulear a un animal peligroso, sea de la especie que sea.
Por otra parte, cada toma requiere una climatología concreta. Ya hemos comentado anteriormente que es fundamental la presencia de nubes para dar atractivo a nuestra imagen, pero eso no es todo. Antes decíamos que en algunas ocasiones la niebla es una gran ayuda para otorgar volumen a nuestra escena, y puede ser indispensable en el caso de motivos muy complejos, como una central térmica, donde todas las luces se concentran en la parte inferior de la foto quedando las chimeneas en la más absoluta oscuridad si la atmósfera se presenta diáfana y clara.