Recomendaciones finales.
Merece la pena dedicar también un pequeño párrafo a los sistemas de iluminación ya que en muchas ocasiones podemos llegar a vernos totalmente envueltos en la oscuridad, situación bastante desagradable especialmente si estamos lejos del coche. Resulta por tanto recomendable llevar dos tipos de linterna: en primer lugar, una de gran potencia para desplazarnos con comodidad (las que equipan leds blancos son actualmente las mejores, pero resultan muy caras y consumen gran cantidad de pila, dependiendo de la luminosidad de las mismas), y en segundo lugar, otra lámpara de las que se pueden situar sujetas en nuestra frente, como las típicas fuentes de luz que usan los espeleólogos o los mineros (aunque tampoco hay que ser tan exagerados, por muy poco dinero se venden sucedáneos igualmente efectivos para nuestros propósitos). Esta linterna secundaria no será la que utilicemos para nuestros desplazamientos, pero sí la fuente de luz auxiliar para trabajar con nuestras cámara, a fin de poder ver en todo momento lo que hacemos y el estado de la misma.
En cuanto a la ropa, y si vamos a un lugar muy frío y ventoso, es aconsejable que compremos alguna prenda de alta montaña que sea capaz de cortar el viento y, de paso, nos proteja del agua. Actualmente existen en el mercado gran variedad de marcas que fabrican prendas muy adecuadas para estos menesteres, si bien no son especialmente baratas. Debemos huir de los tejidos de lana y cualquier otra cosa que no sea capaz de detener el viento o bien que empape el agua, ya que en ciertas situaciones podemos acabar totalmente congelados a pesar de llevar cinco o seis capas encima. Personalmente, he tenido alguna noche de auténtica pesadilla por culpa de esto último ya que en ciertos puntos costeros los vendavales nocturnos pueden ser exagerados. Es importante también llevar guantes que, a poder ser, nos permitan manejar la cámara y es buena idea hacerse con algo que nos proteja la cabeza y el cuello. Evidentemente, si vivimos en el sur, estas medidas pueden ser inútiles.
Conclusión.
Como hemos podido ver a lo largo del artículo, en la fotografía nocturna donde la presencia de elementos humanos emisores de luz es el centro de atención no se pueden estandarizar las pautas de actuación. Cada escena presenta, de por sí, toda una serie de características propias y la resolución de la misma pasa por el análisis detallado de todos los puntos: situación y climatología del lugar, presencia de núcleos urbanos o industriales en las cercanías, control de las fases de la luna, elección del encuadre más apropiado, comprobación del movimiento de las nubes, humos, u otros objetos del entorno… una vez que tengamos clara la pauta de actuación deberemos pensar por fin en realizar la foto equipándonos tan a fondo como necesitemos, y siempre teniendo claro que lo más fácil es meter la pata y no obtener los resultados deseados, ya que, por mucha previsión que uno tenga, este tipo de escenarios suelen ser casi siempre impredecibles. Como siempre, lo más importante es no perder los ánimos.