Puede que sea una redundancia decir que unos Juegos Olímpicos son el Olimpo para un fotógrafo deportivo, pero si además son en Atenas, ¡para qué quieres más!
El verano pasado pude cumplir un sueño. Uno más, porque he tenido la inmensa suerte de ir cumpliendo unos cuantos en estos últimos años. Y como por avisado que uno esté no deja nunca de sorprenderse (afortunadamente), comprobé que lo que me parecía La Meta no fue más que un nuevo punto de partida.
Fueron dos semanas de auténtica paliza física, durmiendo menos de 4 horas diarias de media y llevando encima alrededor de 12 kilos de peso de autobús en autobús y de pabellón en pabellón y soltándolo todo y volviendo a cogerlo para pasar los aproximadamente 8 ó 10 controles de metales y escaners de seguridad que pasábamos cada día.
Visto ahora, y cuando lo comento con algunos compañeros con los que compartí aquellos días, me parece que no podría volver a hacerlo, pero cuando llega el momento todo se soporta, sin saber cómo.
Un año después tengo la sensación, autocrítica e inconformista, de que pude haber hecho más y mejores fotos, pero ¡qué será de nosotros el día que no pensemos eso!
Espero que os gusten.
Un saludo a todos y ¡gracias!
José Manuel Colomo
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