Nikon ha decidido finalmente subirse al carro de las compactas con sensor grande, tal vez como paso previo para una nueva línea sin espejo con formato DX, la denominación de la marca para APS-C.

Y lo ha hecho con una cámara de tamaño realmente contenido con un objetivo fijo de 19mm (eq 28) y apertura máxima f:2.8. La cámara incorpora el sensor de 16 megapíxeles que en sucesivas evoluciones han montado las D5100, D7000 y otros modelos Sony, aunque según el fabricante recibe un nuevo diseño de microlentes para reducir el viñeteo en las esquinas debido al angular y la gran proximidad al sensor. También y siguiendo el camino de la D7100 elimina el filtro pasobajo, mejorando la resolución percibida a cambio del riesgo de moiré. Como no podía ser menos graba video 1080/30p/25p/24p.

La cámara se presenta con una gran cantidad de controles manuales directos incluidos un dial de modos, dos ruedas de control, y una inusual cantidad de botones en la parte trasera, que junto con los clásicos menús de sus DSLR harán que los usuarios de la marca se sientan como en casa. El cuerpo de magnesio dispone de una pantalla de 3 pulgadas y 920kpix, y de una zapata de flash en donde puede montarse un visor óptico además de por supuesto toda la gama de flashes y accesorios. Dispone de un pequeño flash integrado, aunque desafortunadamente no sirve para controlar el sistema inalámbrico CLS de Nikon. Estará disponible en color titanio y negro y en la parte delantera se puede ver un pequeño grip para mejorar el agarre.

No sé si es o no el producto que esperaban los fanboys de Nikon, pero como ya ha comentado algún otro medio, el precio de salida alrededor de 1100€ y la relativamente modesta amplitud máxima -comparada con otros productos con los que competirá- quizás no son sus mejores bazas. Sin embargo sí parece la cámara más pequeña con un sensor de ese tamaño, significativamente más que la Fuji X-100 y cercana a la Sony RX100.

Por Félix Sánchez-Tembleque (wiggin).