Por Pablo Vallina (flaco)
El pasado 26 de Febrero Caborian publicaba la noticia de que Sanho presentaba un disco duro con previsualización de archivos RAW. Por aquel entonces, yo acababa de recibir mi flamante carcasa con el maravilloso invento y aun estaba a la espera de recibir el disco duro de 500 Gb que me tendría que llegar dos días después desde una famosa web de ventas de electrónica. De esta manera, que puede parece un tanto extraña, me ahorraba una respetable suma de dinero.
Mi experiencia con este artilugio comenzaba tratando de averiguar que mejoraba con respecto a los modelos anteriores, ya que, los señores de Sanho aun no tenían listas las características del producto. Ellos fueron los que me lo ofrecieron cuando me interesé por el Colorspace UDMA. Tras muchos correos me fueron mandando, con cuentagotas, las características del cacharrito y finalmente me decidí. Lo quería para un viaje de dos semanas por Uganda con lo que eso implica en cuanto a tarjetas de memoria o cargar con el portátil, cosa a la que no estaba dispuesto.
Tras el pertinente pago de aduana, el aparatito me llegaba en un empaquetado de lo más austero, como veis en la foto, una caja sin absolutamente nada.
El interior no iba a ser menos…
Traía estrictamente el HyperDrive Album, el cargador y el cable USB. El destornillador de precisión estaba por casa y el Disco Duro era compra aparte.
El caso es que el montaje no podía ser de lo más sencillo, un par de tornillos es todo lo que hay que quitar para poder colocar dentro el Disco Duro hasta que hace click.
Se vuelven a colocar los dos tornillitos con cuidados de no estropearlos (ya sabéis como son esos minitornillos de precisión) y voilá… ¡El invento está montado!
Tras el montaje, sólo faltaba la siempre excitante tarea de encender el nuevo dispositivo y conectarlo al ordenador. Lo primero, fue perfecto, pero la conexión al ordenador vino precedida de unos momentos de incertidumbre hasta que el inquietante mensaje “Cuidado, se ha de usar el adaptador de corriente para mantener la conexión USB, ¿continuar de todos modos?” Bastó decirle que Sí para que el portátil inmediatamente empezase a instalar el nuevo dispositivo.
A partir de este punto tocaba lo divertido, jugar con el aparatito. El idioma, sólo está en inglés y chino, así que estaba claro. Como dato destacable, diré que te deja crear una o varias particiones.
Y, como no, comprobar que pasaba al meterle una imagen RAW…
En la práctica:
El invento es algo muy útil. Tienes la posibilidad de hacer un backup completo y a continuación un backup diferencial donde añade las nuevas imágenes a la ubicación ya existente, o bien, backups donde tú eliges la carpeta que quieres copiar.
Te permite hacer una serie de ajustes de la configuración del dispositivo, básicos, pero suficientes.
Lo único que echo en falta es la posibilidad de renombrar carpetas una vez hecha la copia de seguridad y la de mover archivos de una carpeta a otra.
Si lo usamos sólo para hacer backups, la batería te dará para un par de miles, siempre que no te pongas a repasar las fotos…
En cuanto a la velocidad de la transferencia desde la tarjeta CompactFlash, no me defraudó en absoluto. Pasó 334 archivos que ocupaban 10’36 Gb en 9 minutos y 43 segundos, a unos 18’8 Mb/s, según el propio dispositivo.
La pantalla es de buena calidad.
Los RAW los procesa bastante rápido, ya que, tarda unos dos segundos en procesar cada RAW. Eso sí, si le dejas un poco de tiempo, mientras tú ves una, él está procesando la siguiente.
En resumen:
Creo que es un aparato muy útil no sólo para profesionales, sino también para cualquier aficionado que vaya a hacer un viaje donde prevea hacer muchas fotos y no quiera gastarse el dinero en tarjetas con la posibilidad de perder todo el trabajo por un fallo en la susodicha.
Este cacharrito te da además la posibilidad de utilizar los discos duros como copia de los viajes una vez que lo llenas. Simplemente lo vuelves a abrir y sustituyes el disco duro interno por otro, en mi caso pagué unos 80 euros por 500 Gb.