Debo estar haciéndome mayor y cada vez me gusta menos cargar peso. No digamos ya cuando viajo lejos y tengo que cargar con muchas más cosas. Este año he hecho un viaje de 3 semanas por Asia Central con la NEX-6 que ya analicé aquí, y con una Nikon D90 que tiene un 18-105 pegado casi con Loctite hace años. Sólo utilicé la réflex para una escena de acción con caballos. Total: 10 minutos de las tres semanas. Para otros viajes más cortos o más urbanos hace tiempo que no la uso. Hay que tener claro también que esto tiene que ver con el tipo de fotografía que hago; para mí es muy importante un buen sensor con un rango dinámico y un ruido que me permita hacer fotos en casi cualquier circunstancia de luz, pero no tanto la nitidez extrema en las esquinas porque no hago nunca grandes ampliaciones. Esas son por supuesto mis necesidades, que no tienen por qué coincidir con las de otros. Para mí no hay cámaras mejores y peores, solo más o menos adecuadas para una tarea concreta.
Es por eso que las novedades que más me han llamado la atención en Photokina este año han sido dos cámaras de Panasonic, la Lumix LX100 y la GM5. Las dos cumplen con el compromiso de ligereza y un sensor generoso en tamaño y con una buena respuesta en ruido y rango dinámico. Y además las dos cuentan con un visor electrónico, que aprecio y utilizo mucho en la NEX-6.
La primera, la LX100, es la mayor sorpresa en mi opinión. Conseguir meter un sensor micro cuatro tercios (m43) en una cámara un poco más grande que las LX-3/5/7 me parece increíble, y es consecuencia de grandes avances en el diseño de ópticas tal y como cuentan en Dpreview. Si a esto le juntamos una lente muy luminosa y con un rango de zoom particularmente útil –equivalente a un 24-75 f:1.7-2.8-, pues el resultado es una ganadora sin duda.
Otra cosa es que el precio a pagar, alrededor de 900€, merezca o no la pena para el comprador. Y sí, también es algo más grande que la LX-7, no cabe en el bolsillo del pantalón. Pero en ese tamaño no existe nada parecido si buscamos un enfoque selectivo; la lente f:1,7 y el sensor m43 hacen la magia. Hay un pequeño truco y es que no aprovecha entero el sensor de 16 mpix que equipan sus hermanas mayores y que tan buenos resultados da, sino diferentes partes en función del formato elegido (3:2, 4:3, 16:9 o 1:1), hasta un máximo de 12 mpix. En cualquier caso un área mayor que las Sony RX100 o la nueva Canon G7X con sensores de 1”, y alrededor de 4 veces más que la LX7.
Por otro lado me parece un acierto para el usuario de destino –el target que dirían en marketing- el control manual directo y total de apertura, velocidad y compensación de exposición a la vieja usanza. Y también la calidad de construcción, mejor que el modelo que sustituye. En cambio no me importa lo más mínimo que grabe video con calidad 4K, pero alguno sí lo aprovechará, supongo.
La segunda -la GM5- es una evolución natural a partir de la GM1, en su momento la m43 más pequeña del mercado. Tanto que ponerle otra lente que el 14 o el 12-32 dedicados a ella descompensa completamente el conjunto. Hasta que uno no la ve en la mano en una tienda es difícil hacerse a la idea de lo diminuta que es.
El modelo nuevo es sólo ligeramente mayor y a cambio gana un visor electrónico. El precio a pagar por la montura para lentes intercambiables es que el zoom del kit, equivalente a un 24-64, no es tan luminoso como el de su hermana, quedándose en el típico f:3.5-5.6. A cambio podremos usar el nuevo 35-100 f:4-5.6, muy compacto y equivalente al clásico 70-200 (salvo en lo que se refiere a desenfoque, claro). También son novedad un 14 f:2.8 y un 30mm macro. En total un zoom estándar, un telezoom, un angular pancake para callejear y un macro corto. Un conjunto muy completito, vamos.
Ninguna de las dos nuevas Lumix integra un flash, pero ambas tienen una zapata estándar. Personalmente prefiero esto último, sobre todo si me dan en el paquete un pequeño flash para emergencias. Incluido en el precio en ambas. Existen modelos orientados a otro uso con lentes fijas de mayor calidad como la gama Fuji X, y otras como las Sony con mayores sensores, pero ninguna con esta portabilidad extrema. Ni de lejos. Para el uso al que me referí al empezar estas líneas, ambas cámaras son difíciles de batir. Lo bueno que tiene el mercado ahora mismo es que hay cámaras para todos. Y lo malo es que las dos se parecen demasiado a la NEX-6 como para cambiarme. O no.
Por Félix Sánchez-Tembleque | Wiggin