Un día como hoy, hace 25 años, los hermanos John y Thomas Knoll lanzaron un programa de retoque fotográfico que revolucionó la industria gráfica mundial: el editor de imágenes, Photoshop.
El germen de Photoshop fue un programa escrito por Thomas Knoll en Macintosh Plus para mostrar imágenes a escala de grises en pantallas monocromáticas (llamado «Display») y aunque sus dos creadores pensaron llamarle «ImagePro», ante el hecho de que este nombre ya estaba registrado se le bautizó como Photoshop, un nombre ahora mítico y totalmente imbricado en la cultura popular.
En aquel primigenio estadio de desarrollo, Thomas llegó a un acuerdo con el fabricante de escáneres «Barneyscan» y gracias a ello 200 copias de Photoshop fueron distribuidas gratuitamente con los productos de la empresa.
Después de aquello, John realizó la ronda de rigor por Silicon Valley intentando colocar de manera más óptima su producto. Fue en Adobe, donde su director de arte, Russell Brown, decidió apoyar el proyecto y consecuentemente, en septiembre de 1988 Adobe compró la licencia de distribución por una cantidad aún hoy desconocida. El 19 de febrero de 1990, Photoshop 1.0 fue lanzado y comenzaba un mito.
Utilizado por una amplísima gama de profesionales y aficionados, Photoshop es —todavía hoy— el rey del retoque fotográfico profesional, hasta el punto de que verbos neo natos como «fotoshopear» o «hacer photoshop» son utilizados en el lenguaje común y en las redes sociales como sinónimo de retoque gráfico.
La potencia de los equipos informáticos actuales y el desarrollo actual del programa, hacen que una legión de artistas realicen sus composiciones digitales y artísticas únicamente con el programa, desplazando a otros de tipo vectorial. Además, como atractivo añadido, Photoshop cuenta con miles de tutoriales de uso, cursos, libros, plugins y recursos varios para su uso y aprendizaje, tal es su importancia e implantación, en un mundo actual, básicamente gráfico y compulsivo fagocitador de imágenes.
Contextualizado en la reciente tiranía de lo políticamente correcto y el mojigato y posmoderno temor a ofender a las minorías de cualquier tipo, aunque ello se origine por actividades totalmente inocuas y lícitas, el uso de Photoshop en la industria de la moda se ha visto muy cuestionado en estos últimos años, acusado de favorecer la anorexia y de crear en adolescentes y sociedad general una imagen del cuerpo humano totalmente irreal, e incluso en algunos países, se ha planteado la obligatoriedad de avisar de su uso en las fotografías publicadas.
Lo que no está tan claro y generalmente no se aporta en este debate, son pruebas contundentes y objetivas de que estas manipulaciones fotográficas causan directamente los trastornos alimenticios y de baja estimación personal.
Hoy en día, ya comenzada la revolución de los medios móviles y las pantallas táctiles, Photoshop tiene una papeleta importante a la hora de conservar su liderazgo, veremos cómo encara el futuro este a veces, potro de tortura de los fotógrafos y profesionales gráficos y a la vez conseguidor de maravillas visuales, espectaculares e impactantes. Larga vida al rey.
Por Pedro Montesino