Conclusiones Finales.
Sin embargo, sí merece la pena comentar algo llama rápidamente la atención al tomar fotos de propósito general con este objetivo. El Canon EF-S 10-22mm ofrece de "serie" unos colores hipersaturados, superando a lentes como el Canon EF 17-40 f4.0 L USM (y casi me atrevería a decir que al 17-40 con el polarizador puesto). Por ejemplo, estas fotografías corresponden a los RAW convertidos con el ACR sin realizar sobre ellos ningún tipo de corrección:
Color
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Seguramente este comportamiento será de agradecer por los ususarios con menos conocimientos, ya que las fotos tienen un aspecto mucho más "acabado" que las tomadas, por ejemplo, con el Tamron SP AF11-18MM F/4.5-5.6 Di II LD Aspherical (IF). Sin embargo, si en aquel momento dijimos que la pobre saturación del Tamron no era un punto negativo ahora nos reafirmamos en ello. Con ambas lentes se puede conseguir lo mismo en términos de color y es incluso probable que el Tamron recoja más matices que su directo competidor. El Canon, simplemente, puede ahorrar trabajo de procesado en algunos casos.
El Canon EF 10-22mm es un buen objetivo: brinda una muy aceptable calidad de construcción y de imagen (sobre todo cuando aumentamos un poco la distancia focal), es ligero y presenta un bajo nivel de aberraciones cromáticas. La distorsión tampoco resulta en ningún momento exagerada para una lente de estas características e incluso podríamos fotografiar elementos arquitectónicos con él sin "demasiados" problemas. Sin embargo, la óptica no está exenta de puntos negros: viñetea de forma apreciable y además su rendimiento en lo que a resolución se refiere no es tan sostenido como en otras lentes, existiendo combinaciones de longitud focal/apertura un poco blandas. Tiene un par de duros competidores, el Tamron SP AF11-18MM F/4.5-5.6 Di II LD Aspherical (IF) y el Sigma 12-24mm f/4.5-5.6 DX EX HSM. El primero de ellos ha sido analizado también en Caborian y podemos decir sin lugar a dudas que se plantea como un verdadero incordio para el 10-22mm, porque atesora todas sus virtudes y sin embargo no manifiesta la mayor parte de sus defectos: el viñeteo con él es mucho menor y su calidad de imagen más constante en cualquier combinación de apertura/longitud focal. Sin embargo, el Canon 10-22mm tiene un rasgo muy particular: es capaz de brindar prácticamente sin postproceso unos colores vivos y atractivos, algo que valorarán los usuarios más neófitos aunque quizá no tanto los experimentados. A parte de todo esto, a la hora de comprar una lente EF-S hay que cuestionarse cuál va a ser nuestro futuro fotográficamente hablando, ¿pensamos seguir con cámaras de factor 1,6 o vamos a migrar en el futuro a una gama superior?. Si la respuesta es sí, difícilmente podremos justificar nuestra inversión.