Una prueba de www.caborian.com con la colaboración de www.planetamac.es
No cabe duda que la irrupción de la fotografía digital en nuestra actividad ha supuesto la entrada de un nuevo componente en nuestros equipos y es que hoy en día el ordenador es una herramienta tan indispensable como la propia cámara. Si a esto unimos las necesidades de los fotógrafos que no trabajan en un estudio, como fotógrafos de deportes, fotoperiodistas o de naturaleza, veremos que fácilmente cargaremos con un ordenador portátil en nuestra mochila.
La oferta del mercado es variada, y en esta ocasión vamos a analizar uno de los productos estrella de Apple en este segmento. Queremos dar las gracias a Apple Computer España que gentilmente nos cedió una unidad para realizar las pruebas. El modelo analizado es un MacBook Pro dotado de pantalla panorámica de 15,4″, procesador Intel Core Duo a 2 Ghz., 2 Gb. de RAM y tarjeta gráfica ATI X1600 con 256 Mb. de VRAM.
El reciente cambio de arquitectura de Apple, dejando de lado los procesadores PowerPC para ser sustituidos por procesadores de la familia x86 de Intel ha tenido como efecto la ecualización de la oferta de hardware. Ahora que desde el punto de vista del hardware nada distingue a un Mac de un PC, la guerra por la diferenciación se basa en el diseño y los complementos, pero especialmente la nueva batalla se librará en el software.
Apple parece entenderlo así y a su reputado sistema operativo une una buena oferta en software, desde las aplicaciones de uso general como la familia iLife a toda una serie de aplicaciones profesionales orientadas a los mercados en los que la marca está presente con mayor intensidad.
Caborian es una comunidad de fotógrafos por lo que en esta prueba nos centraremos en sus prestaciones vistas desde la óptica de un fotógrafo.
El MacBook Pro.
Como ya viene siendo habitual en la marca, la presentación del ordenador es impecable, desde la caja negra al embalaje, se nota un exquisita atención por el detalle. La caja sorprende por su tamaño realmente reducido, en consonancia de los nuevos embalajes de la marca.
En ella encontramos el portátil, envuelto en una funda protectora, el adaptador de corriente, el mando a distancia, el adaptador DVI-VGA y una caja con el manual y el dvd con el sistema.
Sorprende el tamaño del adaptador de corriente, bastante más grande que los utilizados tanto en los iBook como en los Powerbook, pero los nuevos requisitos de potencia exigen ese cambio. Pero sorprende bastante más el conector magnético, una buena idea que evitará que nuestro portátil vuele por los aires cuando alguien tropiece con el cable, aunque hay que tener cuidado ya que, sobre todo si no tenemos el ordenador sobre una mesa, podemos desconectarlo por descuido con una facilidad mayor de la deseada.
Al arrancar nada indica el cambio de cerebro aplicado a los Mac, todo funciona como es de esperar, salvo que el OSX se nota más fluido.
La pantalla de 15,4 » panorámica pierde 60 píxeles de altura respecto a la de los Powerbook, pero a cambio gana en brillo, un 67% más según las cifras del fabricante, de hecho puede llegar a ser molesto con fondos muy claros y al máximo de brillo.
El portátil incluye una cámara de vídeo incorporada de resolución VGA (640×480), la calidad es suficiente para ser utilizada en videoconferencias con el iChat, Skype o cualquier otro programa de videoconferencia.
De las conexiones externas se encargan 2 puertos USB 2.0 y un Firewire 400, dotación un tanto escasa para las necesidades de hoy en día, se echa en falta algún puertos USB más así como un Firewire 800. La oferta de conectividad se cierra con un conector para tarjetas ExpressCard/34 sustituta de las más tradicionales PCCard, de tamaño más pequeño pero de poca utilidad a día de hoy debido a la baja oferta de dispositivos de ese tipo.
El MacBook Pro incorpora la ya conocida carcasa de aluminio, vista en los Powerbook y el también conocido teclado iluminado, una opción muy útil para utilizar el ordenador en situaciones de poca visibilidad, ya sea en una presentación o en el campo de noche.