Base y baterías. La base de la D80 no tiene ningún misterio. Posee la típica rosca para la zapata del trípode y una zona estriada para que ésta no se mueva con facilidad. Estaría bien que incorporara una superficie gomosa que impidiera la posible rotación de la zapata, pero no es así. En cualquier caso, no hemos notado problema de inestabilidad alguno.
El compartimento que aloja la batería de la Nikon tampoco tiene nada especialmente reseñable excepto la ausencia inexplicable del pestillo que sujeta el alimentador, pestillo presente en la inmensa mayoría de cámaras del mercado. Su ausencia, aunque puede parecer un detalle menor, no lo es, ya que provoca que, a veces, liberar la batería sea complejo (ésta no sale con toda la facilidad que debiera). La tapa que cierra el receptáculo tampoco parece excesivamente firme ni robusta. En general, no nos ha gustado esta parte de la D80.
En cuanto a la 400D, su base es similar a la de la Nikon, con una zona estriada para la sujeción de la zapata del trípode y la imprescindible rosca. Tampoco hay ninguna superficie de goma en la parte inferior de la cámara.
El compartimento que acoge la batería de la 400D sí dispone del pestillo de rigor (en naranja). Esto hace que, cuando se retira a un lado con el dedo, la batería «salte» de su posición permitiéndonos recogerla con toda comodidad. Además, el pestillo mantiene el acumulador firmemente anclado en su sitio, ofreciendo la tapa una sujeción secundaria para que la batería no se desplace de su posición bajo ningún concepto. Esta zona nos ha parecido bastante más robusta y mejor rematada que su equivalente en la D80 (sólo hay que fijarse en la bisagra de la tapa), amén de que el proceso de cambio de batería se realiza de forma mucho más cómoda.
En cuanto a las baterías de cada modelo, la 400D monta una NB-2LH (7.4V, 720 mAh) de ión litio (como la 350D y otras cámaras mucho más pequeñas). La D80, igual que la D200, lleva la EN-EL3e (7.4 V, 1500 mAh), también de ión litio y, como se observa, de más capacidad que el acumulador de Canon. Físicamente las diferencias entre ambas son muy apreciables, sobre todo en cuanto a su tamaño, siendo la de Nikon mucho mayor. A pesar de la distinta capacidad de las dos hay que decir que la 400D no presenta ningún problema de autonomía y, por supuesto, la D80 tampoco. No hemos hecho pruebas exaustivas en este sentido pero ninguna de las cámaras tuvo dificultades en este aspecto, siendo más que suficiente una sola carga para pasar uno o varios días haciendo fotos a un ritmo normal y con los estabilizadores de imagen activados en nuestras lentes, si es que disponen de ellos.