Visores. La D80 equipa un pentaprisma, con una cobertura del fotograma del 0,95% y un grado de magnificación de 0,94x. Evidentemente, sobre el visor puede realizarse el acostumbrado ajuste dióptrico, y, además, se pueden mostrar, a nuestra elección, líneas de ayuda a la composición, a fin de mantener rectos nuestros horizontes y situar los centros de atención correctamente. En esta ocasión sólo se puede decir que Nikon ha dado en el clavo: el visor de la D80 presenta una excelente calidad. No es igual que el de una máquina full frame, pero la imagen proyectada es amplia, limpia y muy brillante. No hay ningún problema al trabajar con él, incluso en condiciones de baja luminosidad, y de hecho, da gusto hacerlo, acostumbrados como estamos a máquinas con visores mucho más pobres. Bien por Nikon en este aspecto.
Por otra parte, y como se ve, la información que se muestra al mirar a través de él es muy completa: en la imagen se observan los 11 puntos de enfoque de la D80, las líneas de ayuda a la composición, y también otros muchos parámetros, como la compensación de la exposición, la apertura, la velocidad de disparo, la compensación del flash, el estado actual de la batería, etc.
En cuanto a la 400D, se ha optado por emplear un pentaespejo y equipar a la cámara con un visor que posee una cobertura del 95% del fotograma y cuyo grado de magnificación aproximado es 0,8x. Obviamente, también es posible el ajuste dióptrico del mismo. Por desgracia, a diferencia de la Nikon, no se pueden mostrar líneas de ayuda a la composición y además, la imagen que se ve a través del visor deja mucho que desear: es pobre y muy oscura, parece que estuviéramos mirando a través de un tunel. Nikon ha conseguido integrar visores de calidad en cámaras con sensores APS-C, pero Canon parece que continua ignorando este dato y, por lo tanto, el veredicto no puede ser más claro: hablando en plata, el visor de la 400D se nos antoja un auténtico fiasco.
En la imagen que se encuentra bajo estas líneas podemos ver los 9 puntos de enfoque con los que cuenta la máquina y también el resto de la información que la cámara nos brinda: la exposición, la apertura, si está activa o no la compensación de la exposición… etc. A pesar de que la información no es escasa, la de la D80 resulta más completa.
Es evidente que Canon debe hacer algo con sus visores. En todas sus cámaras APS-C son malísimos y cuando pasamos a la gama más baja, las cotas de calidad resultan aún peores. Realmente, no es que el resto de fabricantes, a excepción de Nikon, lo haga mucho mejor, de hecho, me atrevería a decir que peor todavía, pero eso no es disculpa para que, año tras año, las EOS carguen con esta importante tara. Podemos comprender que una compañía tenga dificultades en lograr un determinado sensor para sus máquinas, pero no en montar un visor decente en las mismas. Particularmente, preferiríamos pagar cien euros más y contar con algo parecido a lo que monta la D80 en la 400D.