Vistas superiores. En vista superior la D80 se presenta como una cámara muy completa: a mano derecha podemos ver el gran LCD que lleva y que permite, con sólo una ojeada, que conozcamos al detalle el estado y configuración de la máquina. A mano izquierda nos encontramos con el dial de modo y, en medio de las dos secciones, el pequeño flash integrado y la zapata para la conexión de un flash externo.
La zona izquierda, donde se aloja el dial de modo, no presenta ninguna complicación. El acceso al mismo es rápido e inequívoco, ya que se encuentra aislado de cualquier otro elemento.
En el área derecha, sin embargo, se localizan numerosos diales y botones para la configuración del aparato. Destaca, en color plateado, el disparador: su tacto es muy suave y, por tanto, tomar una fotografía no implica movimiento en el cuerpo de la cámara ni trepidación. Alrededor de él se encuentra un elegante interruptor, de forma circular y rotatorio, que enciende y apaga la cámara y, además, también se encarga de activar la iluminación de la máquina para que podamos consultar su configuración en ambientes oscuros. Bajo el disparador se encuentran los botones que permiten seleccionar el tipo de medición y la compensación de la exposición. Finalmente, en la zona derecha del LCD superior se localizan los pulsadores que posibilitan seleccionar la cadencia de disparo y el tipo de enfoque automático. Tampoco debemos olvidar los dos diales situados en el cuerpo de la D80, uno sobre el disparador y otro en el lado opuesto, en la parte trasera. En vista superior no son demasiado apreciables, pero ahí están.
En cuanto al LCD superior, la información que muestra es sumamente completa y pormenorizada: el nivel de batería, el tipo de autofocus empleado, la calidad de imagen seleccionada, si está activo o no el flash, el balance de blancos, la cadencia de disparo, el tipo de medición, los puntos de enfoque seleccionados… no falta prácticamente de nada y su utilización es muy cómoda.
La Canon, en vista superior, es mucho más sencilla. En la parte derecha se localizan todos los controles mientras que el área izquierda está totalmente vacía. Tampoco existe ningún tipo de LCD secundario, ya que, como dijimos, la pantalla TFT principal lo sustituye mostrando en todo momento la configuración de la cámara.
Según el esquema planteado, no hay nada que decir de la porción izquierda, monda y lironda:
Pero sí de la parte derecha. Lo primero que llama la atención es el pequeño disparador de color negro: su tacto resulta menos agradable que el de la Nikon (es más duro) y presionarlo puede hacer que la cámara se mueva un poco, de modo que hay que procurar afianzar el pulso a la hora de tomar las fotografías. Bajo el disparador se localiza un dial pequeño, para variar los parámetros básicos de la cámara en combinación con diversos botones, y a continuación surge el gran dial de modo, similar al que mostraba la Nikon D80. En este caso, el interruptor de la máquina se encuentra adyacente al mismo, en vez de estar cercano al disparador.
Comentábamos antes que el TFT posterior de la Canon era el que suplía al pequeño LCD posterior presente en la D80. Como se puede apreciar, la información que muestra también es muy completa y podemos observar prácticamente todos los parámetros de nuestra máquina sin problemas: ISO, velocidad, apertura del diafragma, compensación de la exposición, modo de disparo, área de enfoque seleccionada, estado de la batería, calidad de la imagen… al igual que pasaba con su directa competidora, no se puede objetar nada a la cantidad de datos que puede consultarse de un sólo vistazo.
Queda claro, analizando las máquinas conjuntamente, que la Nikon tiene una aspiración más profesional que la 400D. Como ya dijimos varias veces, el esquema de presentación de datos en la pantalla principal que posee la Canon no nos disgusta, pero hay que reconocer que sigue resultando más cómodo consultar el LCD superior de la Nikon que el TFT de 2,5″ de la 400D, primero porque a pleno sol es más fácil saber qué estamos haciendo y segundo, porque su localización permite, si llevamos la cámara colgando del cuello, conocer toda su configuración de un simple vistazo sin tener mover el aparato. En cualquier caso, la 350D tenía su LCD secundario localizado sobre el pequeño TFT trasero y era bastante engorroso mirarlo. La D80 también posee más controles en su parte superior que su competidora, además de dos diales orientados perpendicularmente al de la Canon, lo que a efectos prácticos se traduce en poder cambiar la configuración de la cámara de forma casi inmediata y muy natural, al tiempo que se consulta en el LCD secundario lo que estamos haciendo. Con la 400D las operaciones se realizan algo más lentamente, porque siempre debemos tener orientada su pantalla hacia nosotros, lo que obliga a manipular la cámara algo más de la cuenta.